Notas sobre «El Arte de la Guerra»

por | 08/11/2010 | Blog

En la actualidad podríamos describir la guerra de muchas maneras. Pero, qué representa realmente una guerra, cómo se puede ganar una guerra y a qué guerra nos enfrentamos. Esa es nuestra propia decisión.

Cuando Sun Tzu escribió hace más de dos mil años los textos que dan vida al libro El Arte de la Guerra, probablemente sólo pensaba en una estrategia militar, pero es bien sabido que este es uno de los libros más antiguos y que sigue re imprimiéndose y traduciéndose a casi todas las lenguas. Y no es leído exclusivamente por militares, sino por casi todo tipo de personas, profesionales y especialistas como una guía filosófica sobre la vida misma, ya que como mencionan en wikipedia «también ha servido para todo aquel guerrero que ha emprendido el camino».

Y quién no es un guerrero hoy en día, sino aquel o aquella que decide enfrentarse a la cotidianidad de la vida, a la supervivencia natural en un mundo capitalizado por el consumo y un bien social desquebrajado por la inseguridad y el ritmo de vida que te impone el sistema occidental actual. Somos guerreros o guerreras cuando decidimos enfrentar un reto, buscar un objetivo o conseguir un propósito. Así que bajo esta premisa me releí después de diez años este gran libro como un buen pretexto para encaminarme de nuevo en el quehacer académico y retomar los trabajos para realizar la tesis doctoral.

Este libro, narrado en trece capítulos, nos da pautas para enfrentar a nuestro enemigo, las cuales podemos aplicar de una manera simbólica a esta guerra del día a día, para llegar a conseguir nuestros objetivos, anhelos y proyectos. Un libro que después de releerlo me sigue pareciendo inspirador y emocionante.

Así que esta vez comparto una cuantas notas que pueden ser el detonante para ganar nuestras guerras cotidianas:

Los cinco factores fundamentales que tenemos que tomar en cuenta:

«Influencia moral: Con la alegría de superar las dificultades el pueblo olvida el riesgo de la muerte; Condiciones Atmosféricas: Calor y Frio; El Terreno: Distancias, facilidad y dificultad para recorrerlos; El Mando: Sabiduría, equidad, humanidad, coraje y severidad; La doctrina: Organizar, Autoridad, promoción, vigilancia y necesidades.» (p. 5)

Algo que reflexionar minuciosamente: «Todo arte de la guerra esta basado en el engaño» (p.32)

Tenemos que tener un objetivo claro: «El que no tiene conciencia clara de sus objetivos no sabe replicar al enemigo» (p. 32)

Hay que ser invencible: «La invencibilidad reside en la defensa, las oportunidades de victoria en el ataque» (p. 36)

«Contra lo que sea más inconsistente lanzad vuestros efectivos más sólidos» (p. 42)
«Se debe responder a planes precisos y reglas fijas» que se establecen con las circunstancias.

«El orden y el desorden dependen de la organización» cosa que no dice que un desorden sea malo siempre y cuando este bien organizado.

«El valor es igual a fuerza, como la cobardía a debilidad» (p. 44)

«La certeza de tomar lo que atacas significa atacar un punto que el enemigo no protege. La certeza de conservar lo que defiendes es defender un punto que el enemigo no ataca» (p. 50)

«Nada es más difícil que el arte de la maniobra. La dificultad en este terreno consiste en convertir un camino tortuoso en la vía más directa y en cambiar la mala suerte en ventaja»; «La ventaja como el peligro dependen de la maniobra» (p.57)

«Manda con cortesía; Ordenes sin excepción son eficaces; Ordenes justificadas todas» (p.85)

«En un terreno mortal mostraría que no hay posibilidades de sobrevivir. Porque está en la naturaleza de los soldados el resistir cuando están cercados, combatir hasta la muerte cuando no existe solución y cuando están desesperados obedecer ciegamente» (p.98)

«Cuando las fuerzas del enemigo están dispersas, impide que se reagrupen, si están concentradas, siembra el desorden» (p.99)

«Le incumbe al general ser sereno, impenetrable, imparcial y dueño de sí» (p.102)

Bien, estas son algunas notas de este excelente libro el cual recomiendo leer con la paciencia y reflexión que requieren, porque ni todo es guerra, ni todo es amor.